A veces no necesito que este a miles de kilómetros para extrañarlo. Lo extraño a los pocos metros, a los pocos minutos de haberlo despedido. Ni necesito que grandes cosas me recuerden a él. Ya tengo el perfume de su piel impregnado en mi habitación. Tengo su ropa en casa para abrigarme si siento su ausencia. Puedo poner una canción que me lleve directo al lugar exacto en que se le marcan a penitas sus hoyuelos gracias a su risa.
Entonces mis "ganas de..." se convirtieron en "necesidad de...", y creo que no está tan mal. Porque de eso nos alimentamos todos los días. De aquello que necesitamos. Porque si lo necesitamos, es porque queremos conseguirlo y es ahí a donde queremos llegar.
Por supuesto, no hablo de dependencia, pero si sinceramente es la pregunta, sinceramente debería decir que podría vivir en su sonrisa y nadie nunca podría sacarme de ahí..
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